Un día le pedí a mi abuelo que me contara la historia con mi abuela, él sonrió y empezó a contarme como había sido. La conclusión que saque fue que nuestras historias duran horas, meses, años e incluso hasta que la muerte los separa, pero antes de todo tenemos que pasar por un montón de obstáculos que al final y al cabo son los que deciden cuanto durara la historia.
Pocas personas llegan a hacer que dure tanto, por eso mismo admiro aquellos vijecillos que van por la calle cogidos de la mano, paseando como si nunca el tiempo hubiera pasado por ellos. Es grande saber que se puede conseguir aunque sea complicado.
Eso acaba demostrando que las historias largas existen y que querer a una persona hasta el fin es increíble.
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